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El año de Emilia, Kate Lynnon

Reseña de Beatriz Alcaná.

Aunque en principio me propuse reseñar tres novelas cortas de género a lo largo de este #LeoAutorasOct, me he tomado la libertad de hacer un alto en el camino para reivindicar un libro juvenil: El Año de Emilia, de la escritora Kate Lynnon, poetisa metalera y miembro de la ACLFTCF. No me atrevo a afirmar que sea exactamente de género fantástico, pero nadie podrá negar que en ella la fantasía juega un papel fundamental, así que allá va la reseña:

TÍTULO ORIGINAL: El año de Emilia

IDIOMA ORIGINAL: castellano

EDICIÓN ORIGINAL: Egales Editorial, 2019 (352 páginas)

Es una suerte que, para muchos de nosotros, la autora de El año de Emilia no necesite presentación. Lo es porque etiquetar a esta salmantina de adopción no resulta nada sencillo. Kate Lynnon se ha movido con soltura por todo tipo de géneros, desde el relato fantástico a la novela erótica, sin olvidar, por supuesto, la poesía ni la narrativa juvenil, dentro de la que se encuadra esta obra.

Ocurre con demasiada frecuencia que, al pensar en literatura destinada a un público joven o adolescente, nos dejamos llevar por los prejuicios. Solemos identificar esta clase de historias con personajes unidimensionales, argumentos trillados y una prosa un tanto pobre. Pero son solo eso, prejuicios. La triste realidad es que no hace falta concentrarse en la novela juvenil para darse de bruces con toda clase de dislates literarios; podemos encontrarlos en todo tipo de libros. Por fortuna, también hay multitud de historias que merecen ser leídas porque ocultan dentro de sí una calidad humana desbordante. Algunas, curiosamente, lo hacen bajo la apariencia de relatos más o menos triviales. Hasta cierto punto, este sería el caso de El año de Emilia.

La acción transcurre en un ecosistema de lo más intimidante: un instituto de enseñanza secundaria en los Estados Unidos. Allí se presenta Emilia Winthrop, una chica tímida y muy inteligente que siempre ha arrastrado serias dificultades para encajar y hacer amigos. Pero Emilia ha decidido que eso tiene que cambiar y hace un esfuerzo para integrarse de una vez, aunque sea a costa de sacrificarse a sí misma. Todo sale según lo previsto hasta que algo se tuerce en el camino hacia la popularidad: Emilia verá peligrar su nuevo estatus cuando es obligada a trabajar en un proyecto para la clase de literatura con una alumna que sufre acoso escolar. Poco a poco, a regañadientes al principio, la protagonista irá descubriendo que tiene mucho más en común con esa compañera marginada que con muchos de sus nuevos amigos; por ejemplo, la pasión por la escritura. Juntas serán capaces de imaginar un universo fantástico con dragones y una intrépida heroína con extraños poderes y una importante misión por cumplir. Y, mientras tanto, un lazo cada vez más fuerte las irá uniendo.

Lo cierto es que el complicado asunto del bullying no es un argumento novedoso. Se ha tratado con relativa frecuencia en toda clase de ficciones, aunque hasta hace muy poco tendía a banalizarse e incluso se reducía a un simple motivo cómico. Afortunadamente eso está cambiando y cada vez son más las obras en las que se aborda desde una perspectiva madura y responsable. Esta novela es un perfecto ejemplo de ello. La crueldad es mostrada sin tapujos, pero también con la suficiente delicadeza, de forma que al lector puede ser partícipe del miedo y del dolor que padecen las víctimas de acoso sin caer en exhibicionismos sentimentales. A pesar de que también se describen agresiones físicas, se incide mucho más en el daño que pueden causar la presión social y el aislamiento, y se hace sin la condescendencia ni el infantilismo de los que en ocasiones adolecen las obras destinadas al público juvenil.

Otro elemento a favor de El año de Emilia es su marcada apuesta por la reivindicación de los derechos de la comunidad LGTBQ y la denuncia que hace de la discriminación a la que con frecuencia tienen que enfrentarse sus miembros. De hecho, la editorial Egales, que ha publicado esta novela, fue una de las primeras especializadas en literatura LGTBQ en España y Latinoamérica.

Pero no quisiera dar la impresión de que El año de Emilia es una novela que se entregue desaforadamente al dramatismo. Nada más lejos de la realidad, porque, si por algo destaca, es por su desenfado, por la agilidad con la que se narran situaciones duras, sí, pero también otras muy divertidas, por la eficacia con la que nos transporta casi como por arte de magia a esas películas de adolescentes americanos algo descerebrados que solo quieren divertirse un poco con su pandilla antes de convertirse en adultos. Y también por un puntito de nostalgia que puede despertar en algunos lectores más creciditos a los que haga recordar lo que se sentía al tener diecisiete años y toda la vida por delante.

En definitiva, una lectura amena y emocionante para el público adolescente, sí, pero también para los que (por suerte o por desgracia) ya no somos tan jóvenes.

La autora:

A lo largo de su vida, Kate Lynnon ha vivido en ciudades tan diferentes entre sí como Dublín, Ibiza o Salamanca. Ha participado con sus relatos y poemas en multitud de antologías, como Sinestrum 26, Fieles, La dalia violeta o las dos últimas ediciones de Kalpa (dedicados a temas tan jugosos como son el satanismo y la brujería), ha firmado dos novelas de temática erótica LGTBQ, Deseos internos (Desván Editorial) y Caer en la tentación (Editorial Fanes), además de un libro de poesía, Perlas malditas. A finales de este mes de octubre de 2019 verá la luz su novela de fantasía Las lágrimas de los dioses, con la que obtuvo el primer premio de novela de Ediciones Hati.

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1 comentario en “El año de Emilia, Kate Lynnon”

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