1+1=0
En un mundo de números, él era incapaz de restar 53 de 131 para llevarlo al 78. De hecho, ni siquiera sabía si podía dejar de sufrir por ello.
Un día supo que quizá ya no habría nada que restar y se partió en mil pedazos.
Ausencia
Desde su marcha, como el tiempo, no volvió a salir el sol. Así sería al menos por dos semanas. Sintió pena, quizás dolor. Pero él no era nadie para ella. No era nadie para casi nadie en aquella estación de comunicaciones en las postrimerías del sistema. Solo, regresó al trabajo y desapareció entre gestiones.
Esperanza
—No te vayas —le dijo—. Háblalo con la jefa.
Ella asintió, apuró su tercera cerveza y salió pitando hacia la nocturnidad del aparcamiento espacial. Dejaba atrás la silueta de un bello vestido de flores y dos palabras ahogadas que él susurró con desesperación:
—Por favor…