Isaías fue directo a la barra. Tenía hambre. Últimamente siempre tenía hambre.
—Unagnh racióngh degg sesossshh, porrr favorggh.
— Están del tiempo. ¿Se los caliento?
—Noggg, asíngh estánng biennng.
—¿Algo de beber?
—Ungh cafegnh solohhh. Connn sacarinanghhh.
Apenas se había bajado la mascarilla y masticaba el primer trozo, sonó el requiem de Mozart desde un bolsillo de su pantalón. A falta de servilletas, Isaías se limpió la mano en la chaqueta y miró en su móvil quién le llamaba. Frunció el ceño. Sigue leyendo «Chupitos de verano: Rastreo, un relato de Marco Granado»