Cánticos de la lejana Tierra, recomendaciones de nuestros soci@s

#hayalguienahifueraCYLCON

No queremos despedir un mes más sin que nuestros cylconitas nos prescriban todo tipo de obras y formatos que consumir en estos fríos días en los que ya va apeteciendo quedarse en casa (jejeje). ¿Qué mundos extraterrestres nos recomendarán?

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Atrás, un relato de Marco Granado

#hayalguienahifueraCYLCON

En la esquina de una calle se paró
En su casa aún no saben que escapó
Contando las baldosas al andar
Dudando si volver atrás

Piensa en su chica que le esperará

Pero ahora nada le detendrá

 

Chupitos: La paradoja de Fermi, un relato de Yolanda Fernández Benito

#hayalguienahifueraCYLCON

«¡Qué hartura de creador! Todo lo que tiene de artista lo tiene de caprichoso. Con lo orgulloso que estaba de su obra, ahora va y quiere un cambio radical. Se le llena la boca diciendo que hay que innovar, que si las formas curvas y recargadas ya no se llevan, que si hay que sustituirlas por líneas rectas limpias, aunque suponga un exceso de ángulos. No se da cuenta que solo es una moda pasajera, sin contar el trabajo que conlleva. Y digo yo ¿no será más fácil coger lo antiguo, que la verdad está todavía pasable, lavarle la cara, y no destruir por destruir?

TerCYL: Susto o muerte

El pasado domingo 1 de noviembre los cylconitas habituales, junto al ya habitual Francisco Tapia-Fuentes Sanguino, editor del sello Con Pluma y Píxel,nos juntamos para celebrar  nuestra undécima tertulia virtual CYLCON, animados por tan señaladas fechas y dispuestos a pasar un buen rato hablando de trascendencia, inmortalidad, criogenización y otras salsas que rodean el tema de la muerte en el fantástico, finalizando con la habitual ronda de intervenciones individuales de recomendaciones.

No volveré a llamarte Engendro, un relato de Nagala Yunciel

#hayalguienahifueraCYLCON

Hablaba sola continuamente, como si ello me mantuviera en mi mundo, en mi vida cuando tenía vida, con familia, amigos y enemigos, un mundo que al abrir los ojos había desaparecido. En su lugar me encontré prisionera entre cuatro paredes, con menos espacio que en la estación espacial en la que había pasado dos años.