Que sí, que las vacaciones van muy bien para todo. Que despejas la mente, que rompes la rutina, que vuelves con las pilas cargadas… Lo que nadie dice es que para lo que realmente son necesarias es para descansar de la tensión que genera planificarlas. Seamos serios, las vacaciones no se planean solas.
¡Qué pereza! Llevo días escondiéndome de mi familia, evitando el ¿dónde vamos este año? Y la culpa la tengo yo, porque si me limitase a imponer un destino y atajase cualquier tipo de conato de rebelión con un «se va dónde yo diga y punto», sería más fácil. Sin embargo, en aras de la democracia y con el afán de fomentar la participación en las decisiones importantes. contra mi voluntad y mi salud mental, como todos los años pregunto aquello de «y vosotros ¿qué queréis hacer?» Es el momento de armarme de paciencia y evitar que mi bruxismo no me destroce demasiado la mandíbula.
«Este año podíamos ir a un hotel, de esos de todo incluido» es la respuesta top one, y no por propuesta meditada, sino porque al englobar tantas posibilidades es una forma muy torticera de devolverme la pelota. Y es que hay muchos tipos de hoteles y como te confundas al elegir, tu menor problema pueden ser las cucarachas.
A priori, un hotelito con clase en medio de la ciudad como el Hotel Cortez no me parece mala idea, aunque después de ver American Horror History: Hotel, me parece que un poco de glamour está bien, pero no para toda la eternidad. La verdad es que yo prefiero los hoteles tipo abducción, como el Hotel Overlook, muy grandes y con muchas actividades dónde con un poco de suerte puedes esconderte del resto de la familia y disfrutar de un buen retiro, aunque tampoco hay que pasarse no sea que encuentres tu Nirvana particular y decidas acabar con todos ellos. Creo que a este cuando hay que ir es en temporada baja, que es cuando matarías por un poco de animación. Aunque tal y como se están disparando los precios, tampoco es mala opción dormir en algún motel de carretera, tan modestos como económicos. La mayoría de ellos son negocios familiares y les gusta tanto agradar que hacen lo imposible para que no te vayas nunca. Y claro, si tienes que investigar a fondo lo sucedido en todos los garitos de la zona, no sea que acabes en un Motel Bates cualquiera, como que se pierde un poco de espontaneidad.
El moderno de mi hijo, dice que podemos ir a un Hostel, vamos un albergue de toda la vida que dicho en inglés suena más glamuroso. Documento gráfico no le he enseñado, pero le he explicado que en esos sitios, por mucho que las taquillas tengan candado, date con un canto en los dientes si solo pierdes el equipaje.
Anda que la niña que nos ha salido ecologista y naturista… Y va y dice que ella sería feliz haciendo acampada libre, aunque al ver mi cara ha bajado el grado de entusiasmo y se contentaría con un camping o similar. Por el bienestar de mi espalda, a esta la hago yo una sesión continua con Viernes 13 y La bruja de Blair, a ver si después sigue queriendo comulgar con la naturaleza.
Y el padre que también quiere campo, que sí un amigo nos presta una casa rural, cerca de la montaña. Vete a saber tú a que chabola llama ese amigo casa rural. La verdad es que no damos el perfil de la panda de insensatos que aparecen en películas de esas de cabañas en el bosque. Qué necesidad de arriesgarse a tener que salir de noche a corretear entre los árboles para salvar la vida, que a la gente de ciudad en ciertos círculos no se nos aprecia demasiado.
En fin, creo que lo mejor para los niños va a ser mandarles una temporadita con los abuelos a ver si les vigilan un poco, que dicen los vecinos que últimamente hacen cosas muy raras. Seguro que les encanta disfrutar de sus nietos una temporadita.
Pues veo que como sigamos así este año tampoco nos vamos de vacaciones. Creo que por la buena marcha del negocio, será mejor empezar por elegir destino y luego ya vamos viendo el alojamiento.
Eso lo decidiremos dentro de un par de días. Seguid atentos al blog.