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Top 9 peores tropos amorosos, un ranking de Kate Lynnon

¡Buenos días, blogosfera! Los que están contando los días para el puente de carnaval te saludan.

Y es que, aunque parezca mentira, se ha pasado el primer mes del año y febrero ya está aquí. Dentro de nada estaremos celebrando los carnavales, pero antes de eso tenemos otra fecha señalada que me da aún más juego: San Valentín. La entrada de hoy, por lo tanto, va a ser en honor al día catorce, pero no esperéis rosas rojas, bombones ni corazoncitos, que ya llevo unos cuantos rankings seguidos siendo (demasiado) maja. Ya iba siendo hora de sacar las espinas y los cuchillos: hoy toca hablar de los tropos amorosos más irritantes de la ficción. No os imagináis lo que me ha costado ordenarlos, pues todos me parecen odiosos por igual.

¡Un momento! ¿Tropos amorosos? Pero ¿esto no era un blog sobre fantasía, ci-fi y terror? Pues sí. ¿Acaso no hay tramas amorosas secundarias en muchas obras de género? ¿Acaso no existen géneros híbridos como la romántica paranormal? A mí, personalmente, me gustan mis historias de fantasía como mis patatas fritas: crujientes y con una buena dosis de salseo. Bueno, eso último es broma, mientras las patatas fritas estén crujientes me las como solas si hace falta, pero ya basta de desviarse.

ATENCIÓN: Spoilers de muchas obras diferentes y más calientes que el Infierno Robot de Futurama.

9 HUMANOS CON COSAS

Aunque en realidad es un cuento muy viejo, da la sensación de que en estas últimas décadas está de moda lo de darse un revolcón con criaturas sobrenaturales: vampiros, licántropos, seres feéricos, gente pez, alienígenas… Aquí no se le hace ascos a nada. Y así, señoras y señores, la romántica paranormal experimentó un boom. O un resurgir, más bien, ya que estas historias se llevan contado desde hace mucho, mucho tiempo, como ya nos explicó mi amiga M. J. Ceruti.

¿Es esto un problema? No, en absoluto. Lo que a mí me da rabia —solo un poco, de ahí que este sea el tropo más inofensivo de la lista— es que, si nos fijamos bien, la mayoría de las veces estos «amantes bestiales» no son tan bestiales. Sí, ja, ja, me saca como trescientos años, pero en realidad tiene el cuerpo de un chaval de diecisiete que va al gimnasio todos los días. Solo está un poco más pálido de lo normal y le salen colmillos de vez en cuando. El hombre-lobo con el que me he liado es un tipo de lo más normal, un poco peludo y con los ojos amarillos, pero no huele a perro mojado ni tiene hocico. ¿La sirena a la que me estoy garchando? Salvo por la cola de pez, todo un bellezón: cinturilla de avispa, pechos perfectos (¡y naturales!) y un pelazo que ni el de los anuncios de L’Oréal, oigan. Y sí, mi novia pertenece a una raza alienígena de una galaxia muy lejana, pero da la casualidad de que son exactamente iguales que nosotros, solo que con la piel azul clara, una cola muy larga y un par de dedos menos, pero sus medidas podrían ser las de una modelo de Victoria’s Secret.

Lo que vengo a decir con todo esto es: ¿no es curioso que, salvo por un par de peculiaridades, todos estos bichos encajen perfectamente en los cánones de belleza humanos? De hecho, podríamos ponernos aún más exquisitos y decir que encajan en los cánones de belleza occidentales y actuales. ¿Por qué? Si pertenecen a otras razas humanoides, ¿por qué no pueden estas tener sus propios ideales estéticos distintos de los nuestros? ¡Juntaos con extraterrestres como los de Los Simpsons, cobardes! Y esos todavía siguen siendo bastante humanoides.

8 BETTY Y VERONICA

No, no voy a hablar de Riverdale otra vez; el título es porque este tropo viene de los cómics de Archie originales. En ellos, Archie Andrews tenía que escoger entre Betty Cooper, su amiga y vecina de toda la vida, y Veronica Lodge, la pija misteriosa que siempre viste de negro. Este término se suele usar para describir el clásico triángulo amoroso en el que el protagonista tiene dos opciones radicalmente opuestas: una representa el bien, lo seguro, lo viejo conocido; la otra, el mal, el caos, lo arriesgado. Nótese que los papeles de Betty y Veronica no tienen por qué estar interpretados por chicas, ni el de Archie por un chico. Por ejemplo, en Sombra y Hueso, Alina sería Archie, Mal sería Betty y Kirigan sería Veronica.

Sé que esta es una opinión impopular, pero yo no nada en contra de los triángulos amorosos. Duras declaraciones, ¿eh? Por mucho que se diga que es un cliché muy trillado, a mí me parece que puede dar mucho juego; el problema es que siempre se suele usar de la misma manera. De hecho, mi problema con Betty y Veronica no es el triángulo en sí, sino un punto en concreto del tropo: me jode sobremanera que se tenga que relacionar «bondad» con «aburrimiento». Vamos a ver, ¿por qué que Betty sea buena persona tiene que significar automáticamente que sea aburrida? La gente educada, cariñosa y con buenas intenciones cada vez es más escasa en el mundo así que, si tienes la suerte de conocer a alguien así, guárdale como oro en paño. Además, que alguien sea todas esas cosas no significa que no sepa divertirse o que no pueda sorprenderte.

7 LA OPCIÓN MÁS EVIDENTE

No me molesta la tensión sexual no resuelta. Lo que no me gusta es que me la tiren a la cara y me la señalen con luces de neón rosas.

Lo he dicho al principio de esta entrada: me gusta que en la fantasía (o ci-fi o terror, aunque lo mío es sobre todo la fantasía) que consumo haya algo de salseo. Me gusta que los protagonistas, aparte de aprender a dominar la magia, proteger el mundo de la devastación, unir a todos los pueblos en una sola nación, derrocar al Señor Oscuro™ o encontrar la espada esmeralda, de vez en cuando tengan otras preocupaciones. Y lo más divertido es que esas preocupaciones involucren algún amorío. Eso sí, sin pasarse, como veremos más adelante.

Cuando tenemos un grupo (pareja, trío, cuarteto, quinteto…) de personajes principales, es natural que acaben surgiendo shippeos entre ellos. Me encanta y me parece perfecto que en un momento dado los compañeros de aventuras empiecen a verse entre sí como algo más. Es lo que tienen el sufrimiento compartido y pasar tanto tiempo juntos. Lo que me aburre es que desde el principio sepas quiénes son los que van a acabar liándose porque —¡sorpresa!— siempre son los dos que más destacan. Y siempre son chico y chica. El poli y su compañera. El Elegido™ y la más guapa/lista del escuadrón. Eso cuando no es la única mujer que hay, claro. Hay veces que la dupla en cuestión tiene química de verdad, pero la mayoría de ellas tengo la sensación de que los emparejan porque «es lo que toca» (Bering y Lattimer de Warehouse 13, esto va por vosotros) y de que todas sus interacciones son el autor justificándose a sí mismo. Por eso, me alegré mucho de que en Harry Potter no se liasen Harry y Hermione, sino Ron y Hermione.

6 TODAS LAS OVEJAS CON SU PAREJA

Repito: me gusta el salseo y me gusta shippear. Mis orígenes están en el maravilloso e incomprendido mundo del fanfiction y no me avergüenzo ni me arrepiento de ello. Sin embargo, hay autores y guionistas que no sé si se han quedado allí o si les ha afectado demasiado el fanservice, y eso se nota en que no son capaces de dejar en paz la vida amorosa de sus personajes.

Me explico: ¿os habéis fijado en ese fenómeno inexplicable que ocurre a veces en ciertas series o libros en los que TODOS los protagonistas tienen que acabar emparejados? Y encima dentro del grupo, todos con todas. Sí, epílogo de Harry Potter, te estoy mirando a ti. ¿Por qué? ¿De verdad es un crimen tan imperdonable juntar a alguien con un personaje desconocido? ¿O *grito ahogado con la mano en el pecho* dejarlo sin pareja, sin necesidad de matarlo para que no sobre? ¡Qué disparate!

5 MANIOBRAS DE DISTRACCIÓN

A ver, que sí, que hacer Cosas de Héroe™ es muy cansado y estresante y todos necesitamos desfogarnos de vez en cuando. Que un poco de amor humaniza a los personajes. Que el factor adrenalina/«a lo mejor morimos mañana mismo» puede hacer que toda la sangre se nos vaya al cerebro equivocado. Que el salseo mola. Pero, como diría mi amiga Eu, «ni calvo ni con tres pelucas».

Hay ocasiones en las que la subtrama amorosa —recalco lo de SUBtrama— acaba fagocitando a la principal, y eso me toca un poco lo que no se debería tocar sin permiso. ¡Que estáis en medio del apocalipsis, cagonrós! ¿Qué cojones hacéis follando en vez de planear la estrategia para cuando vengan los zombis? ¿Por qué os ponéis a discutir ahora sobre si quieres más a este o al otro mientras el loco del hacha se carga a tu mejor amiga y, de paso, al resto del campamento?

Aprovecho para decir que me encantó cómo se mofaron de esto en Vox Machina. Casi me levanto y aplaudo cuando Vax le confiesa su amor a Keyleth en pleno combate y la otra le contesta algo así como: «¿¡Y no tenías un momento más oportuno para decírmelo!?».

4 ¿QUIERES MATARME? ¡ESO ME PONE!

Tal vez muchos de quienes me leéis os estéis preguntando por qué no he incluido lo típico: que si stalkear por amor, que si malotes, que si abusos romantizados… Supongo que todo el mundo tiene tan claro que esos tropos son tóxicos y los hemos visto tantas veces en todas las listas de tropos más tóxicos de Toxicolandia que ya aburren. Sin embargo, hay uno que para mí se lleva la palma, y no precisamente la de oro de Cannes.

«Oh, sí, sabía que el Edu era un vampiro y quería chuparme toda la sangre y otras cosas que no eran la sangre… y eso me ponía burra». ¿Por qué, Maribel, por qué? Lo segundo, vale, pero lo primero no lo pillo. ¡Ojo! Aquí no estoy hablando del buen y viejo enemies to lovers; dentro de esto hay muchos grados y se puede hacer bien. Tal vez uno de los dos amantes comience en el bando equivocado y le dé tiempo a recapacitar, o a lo mejor esa «enemistad» solo es una rivalidad de críos por quién es el mejor espadachín del reino. Pero una cosa es eso, y otra, saber que la supervivencia de tu crush depende de eliminar a gente como tú o, directamente, que su especie se alimenta de la tuya. ¡Por supuesto! ¡No hay nada más sexy que ser el consorte de una mantis religiosa!

3 EL FEO CON LA GUAPA, PERO NUNCA AL REVÉS

Al principio, solo existía Disney. Las hermosas princesas se casaban con los hermosos princesos. Luego todo cambió cuando la Nación del Fuego atacó llegó Shrek y rompió con todo al sustituir a la princesa y el princeso por dos ogros. Y todo el mundo lo celebró. ¡Por fin! La malvada dictadura de la estética había terminado: ya no era obligatorio ser hermosos. La gente fea también podía tener finales felices.

Bueno…, relativamente.

Por desgracia, eso solo pasó en contadas ocasiones en mundos imaginarios para niños. En las obras de acción real, a no ser que cumplan un propósito muy concreto, todo dios (hasta los monstruos, como hemos visto antes) sigue siendo convencionalmente atractivo. Sobre todo si son chicas.

Que sí, coño. Retaré a un Agni Kai al que se atreva a decir que no. Y no me vengáis con que es cuestión de preferencias y que los gustos son subjetivos, que es muy hipócrita fingir que no hay ciertas reglas no escritas sobre lo que está bien visto en las mujeres y en los hombres. Si hay asimetrías en cuanto a la belleza de las parejitas, siempre es el tipo el que sale ganando. Él puede ser gordo, bajito, decrépito, tener la cara llena de granos, los dientes como si se dedicase a masticar piedras y las orejas de Dumbo, y aun así conquistará a la reina del baile, ya sea porque está forrado, por su personalidad o porque «el que la sigue la consigue», pero eso último es un melón que es mejor no abrir ahora porque esto ya se va a alargar lo suficiente. Si no, mirad a Queenie Goldstein y Jacob Kowalski de Animales fantásticos y dónde encontrarlos. Incluso a las encarnaciones más recientes de Gómez y Morticia Addams en Miércoles. O el peor ejemplo de todos: Leonard y Penny de The Big Bang Theory.

En cambio, lo más cerca que estaremos de ver a un Barney Stinson con una Amy Farrah Fowler (sí, ya sé que esas series no son de género) sin que haya pasado antes por el clásico cambio de imagen para hacerla más aceptable es el caso de Jaime Lannister y Brienne de Tarth. Y ni siquiera sabemos hasta qué punto es canon.

2 DESHOJANDO LA MARGARITA

Si la famosa tensión sexual no resuelta es irritante, este tropo provoca aún más instintos asesinos. Me refiero a esas parejas que son como el juego de deshojar la margarita: ahora me quiere, ahora no me quiere.

Primero nos gustamos, pero somos unos imbéciles, tardamos mil años en decírnoslo y, para cuando uno de los dos por fin va a dar el paso, el otro ya ha encontrado un pobre infeliz con el que arrejuntarse. Luego, para el final de temporada/volumen/entrega, dejamos a nuestros respectivos y nos declaramos para mantener a los fans enganchados. Durante los siguientes pocos capítulos somos empalagosamente felices, pero la cosa no dura mucho porque el autor o guionista no sabe qué coño hacer con nosotros. Así que tenemos que inventarnos drama, que diría el meme: nos peleamos por cualquier estupidez y rompemos de nuevo hacia el final de la temporada/volumen/entrega. Y así sucesivamente en un bucle eterno e insufrible para, por supuesto, acabar unidos en el ultimísimo capítulo de todos.

¿Os suena de algo? Fijo que sí. Que lo de Ross y Rachel está muy visto, leñe, y es igual de agotador que en la vida real. Además, en la ficción tiende a solaparse a menudo con el punto 5 de esta lista, y eso me da todavía más ganas de catapultar a ambos implicados.

1 NACER, CRECER, SALVAR EL MUNDO, REPRODUCIRSE Y MORIR

Sé que con esta me voy a meter en un jardín, pero de perdidos al río. Tienes a la típica heroína de fantasía/ci-fi juvenil que exhibe comportamientos tradicionalmente asociados con la masculinidad (físicamente fuerte y atlética, independiente, competitiva, valiente, con dotes de líder, activa…) y para la que los intereses románticos son algo más bien secundario o inexistente. Piensa en una Toph Beifong o una Katniss Everdeen (todos sabemos que lo del triángulo amoroso era una chufa y que en realidad se la sudaban los dos). Dejas que haga sus Cosas de Heroína™ y, una vez ha cumplido su cometido, hacemos flashforward y todo ese carácter rebelde e incluso un tanto arisco ha desaparecido. La loba solitaria se ha convertido en una perrita faldera que se ha asentado con algún maromo y ha tenido un par de cachorritos.

¿¡QUÉ PUTA NECESIDAD!?

Que sí, que estos personajes suelen ser muy jóvenes y que la gente cambia con la edad, pero… ¿y si no? Me crispa que el ser un poco inconformista —o marimacho, si queréis— se muestre siempre como una fase que se te pasa al «madurar». Y, sobre todo, que chicas a las que no les pega ni con cola tengan que terminar emparejadas (con tíos, por supuesto), con hijos o ambas cosas, como si ese fuera el único final feliz posible. Hay muchas mujeres sin hijos ni la más mínima intención de tenerlos, y nos encantaría vernos representadas de vez en cuando. Y alguna protagonista asexual y/o arromántica tampoco estaría mal, dicho sea de paso. ¿Por qué Eragon puede acabar felizmente soltero y en plan ermitaño con su dragona, pero Katniss tiene que formar una familia con Peeta?

Mira, los creadores de Juego de tronos hicieron muchas cosas mal, pero al menos hubo una que hicieron bien: el desenlace de Arya Stark. Gracias a los dioses antiguos y nuevos que le permitieron irse por ahí de aventuras con su barco al más puro estilo Nymeria en lugar de obligarla a quedarse jugando a las casitas con Gendry. Y también, aunque no sea de género, mis dieses a los guionistas de Brooklyn 99 por lo que hicieron con Rosa Díaz y la conversación que tiene con su compañera en el último capítulo.

Y hasta aquí el ranking con extra de bilis de este mes. Solo me queda desearos que, independientemente de si estáis en un triángulo amoroso, deshojáis margaritas o sois más del enemies to lovers, paséis un muy buen San Valentín o San Calentón y lo celebréis a vuestra manera.

Saludos amorosos,

Vuestra Kate

 

2 comentarios en “Top 9 peores tropos amorosos, un ranking de Kate Lynnon”

  1. Conozco un raro, rarísimo, caso de guapo que se va con la fea (que por cierto, de fea no tiene nada, salvo que la guapa oficial es otra). Y este es uno de los motivo por el que la película me entusiasma. Cualquier cosa más que diga es un spoiler como un campano, así que ahí lo dejo.

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