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Las normas, un relato de Alejandra Cent

El primero en descubrir el cadáver del niño fue un vecino del bloque más próximo a la piscina. Se había levantado antes de las siete, aunque era agosto y estaba de vacaciones. Era su costumbre. Había levantado las persianas del salón con cuidado para no despertar a su esposa, que dormía en la habitación contigua, se había preparado un café y se dispuso a tomárselo asomado a la ventana mientras fumaba el primer cigarrillo del día. Al principio no se dio cuenta de lo que estaba viendo, creyó que era una toalla que flotaba en el agua. Maldijo a los vecinos que no cumplían las normas de la comunidad, como la que decía que no se podían dejar toallas colgadas de la valla que delimitaba el espacio alrededor de la piscina. Pensó que un golpe de viento habría hecho volar una de ellas al agua. Pero, poco a poco, empezó a distinguir los brazos, la cabeza, las piernas… el pequeño cuerpo de un niño que estaba boca abajo flotando en la piscina. Soltó el cigarrillo, la taza y cogió el móvil para llamar al 112. Sigue leyendo «Las normas, un relato de Alejandra Cent»